Un grupo de investigadores italianos encabezados por el Dr. Riccardo Cappato publicó el 17 de abril pasado en el European Journal of Internal Medicine una revisión sobre las tendencias actuales en la práctica clínica referentes al uso del cardiodesfibrilador implantable subcutáneo y el no siempre acompañamiento de las guías y los progresos acelerados de la tecnología
El cardiodesfibrilador implantable subcutáneo (S-ICD por sus siglas en inglés) es una valiosa alternativa al CDI con electrodos transvenosos convencional (TV-ICD por sus siglas en inglés) para la prevención de muerte súbita cardíaca, manifiestan los autores en la introducción al texto.
Agregan que los registros prospectivos mostraron que el S-ICD es seguro y eficaz en el tratamiento de las taquiarritmias ventriculares en pacientes de alto riesgo sin indicaciones de estimulación.
Mientras que en estudios previos, los pacientes implantados con S-ICD eran jóvenes y en su mayoría afectados por canalopatías, las cohortes contemporáneas incluyen pacientes con función ventricular izquierda severamente dañada y comorbilidades significativas.
Esta revisión se centró en el uso de S-ICD basado en la evidencia y destacó las brechas actuales entre las recomendaciones de las guías y la práctica clínica del mundo real.
Aunque el CDI transvenoso es seguro y eficaz en el tratamiento de las taquiarritmias ventriculares, se asocia con posibles complicaciones a corto y largo plazo relacionadas con el electrodo y el procedimiento quirúrgico de implante.
Estas incluyen complicaciones relacionadas con el procedimiento del implante en sí (neumotórax, taponamiento cardíaco, hemotórax) y las relacionadas con los electrodos intracardíacos permanentes (infecciones sistémicas o endocarditis, insuficiencia del electrodo, trombosis venosa).
Efectivamente, los metaanálisis recientes revelaron una tasa global de complicaciones del 9,1% durante los primeros 16 meses después del implante.
Las complicaciones a largo plazo aumentan en función de la duración del seguimiento. De hecho, se informó que la falla del electrodo aumentaba progresivamente con el tiempo después de la implantación, alcanzando una tasa anual del 20% en electrodos de más de 10 años.
Además, la falla ocurre con más frecuencia en pacientes jóvenes, quienes exponen las causas a un mayor estrés mecánico debido a su estilo de vida activo y una mayor esperanza de vida.
Es de destacar que estudios recientes demostraron que incluso los pacientes con insuficiencia cardíaca avanzada (IC) tienen una tasa de supervivencia a 5 años cercana al 60%, lo que plantea la cuestión de si la “esperanza de vida larga” es un rasgo distintivo de los pacientes con canalopatía. / miocardiopatía o un hecho clínico que pertenece a muchos otros pacientes con CDI.
Por lo tanto, para superar muchas de las complicaciones asociadas con TV-ICD, se ha desarrollado y aprobado un CDI completamente subcutáneo (S-ICD) para su uso en la práctica clínica
Si bien en la experiencia inicial con S-ICD los candidatos ideales debían ser jóvenes, con enfermedades cardíacas y comorbilidades menos avanzadas, su uso se está expandiendo rápidamente y los receptores actuales son cada vez más similares a los candidatos “estándar” de CDI.
Es importante destacar que el S-ICD parece ser una alternativa valiosa para subgrupos específicos de pacientes en los que TV-ICD puede presentar desventajas a medio y largo plazo, incluidos pacientes jóvenes, pacientes en diálisis, enfermedad coronaria y portadores de marcapasos.
Los estudios prospectivos aleatorizados en curso proporcionarán una comparación directa de S-ICD y TV-ICD que ayudarán en la selección apropiada de dispositivos para la mayoría de los candidatos a recibir un implante de CDI.
* Adduci C, Ali H, Francia P, Mantovani R, Palano F, Lupo P, Foresti S, De Ambroggi G, Cappato R. The subcutaneous implantable cardioverter-defibrillator: Current trends in clinical practice between guidelines and technology progress. Eur J Intern Med. 2019 Apr 17. pii: S0953-6205(19)30109-8. doi: 10.1016/j.ejim.2019.04.003. [Epub ahead of print]