Autores de Holanda y Dinamarca publicaron en octubre de este años en el Journal of Cardiothoracic Surgery los resultados del estudio FAST II, un ensayo controlado aleatorizado que comparó la ablación percutánea versus toracoscópica de la fibrilación auricular paroxística sintomática*.
Como introducción a sus consideraciones, indican que la fibrilación auricular (FA) se caracteriza por una contracción desorganizada rápida e irregular de las aurículas.
Sus efectos en los eventos hemodinámicos y tromboembólicos resultan en morbilidad, mortalidad, calidad de vida deteriorada (QOL), hospitalizaciones y costo de salud significativos.
Es la arritmia cardíaca sostenida más frecuente. Para 2030, se estima que entre 14 y 17 millones de europeos sufrirán esta arritmia, con 120,000 a 215,000 pacientes recién diagnosticados por año.
A muchos pacientes se les diagnostica FA por primera vez cuando ingresan en el hospital por un evento relacionado con la FA (ataques isquémicos transitorios (AIT), accidente cerebrovascular, etc.).
Otros pacientes se ven cada vez más afectados por sus síntomas (disnea, palpitaciones, etc.) con episodios que aumentan en gravedad y duración.
Es una enfermedad progresiva, en la que la FA paroxística (PAF) se puede transformar en FA persistente, y permanente de larga duración.
La comprensión actual de la fisiopatología de la FA implica que los “desencadenantes” o focos pueden estar localizados en las venas pulmonares. Además, los cambios eléctricos y estructurales de la aurícula en sí pueden servir como un “sustrato” que puede perpetuar la arritmia.
La FA se trata médicamente con resultados variables y no existe un tratamiento curativo definitivo a largo plazo.
El objetivo principal es reducir los síntomas y prevenir las complicaciones incapacitantes. El tratamiento normalmente incluye tratamiento antitrombótico, control de ritmo y / o de frecuencia. La decisión sobre el tratamiento agudo o a largo plazo depende de la gravedad de los síntomas.
Las intervenciones no farmacológicas han evolucionado durante las últimas décadas para prevenir y tratar la fibrilación auricular y / o para reducir los síntomas.
Estas intervenciones incluyen ablación con catéter (AC), ablación toracoscópica asistida por video (VATS por sus siglas en inglés) y procedimientos quirúrgicos de Maze. Las incisiones o líneas quirúrgicas hechas por diferentes fuentes de energía, por ejemplo, radiofrecuencia o crioablación, impiden que la progresión de los impulsos eléctricos se propague dentro de la aurícula.
La justificación para eliminar la FA con ablación incluye una mejora potencial en la calidad de vida, un menor riesgo de accidente cerebrovascular y un menor riesgo de insuficiencia cardíaca y una mejor supervivencia.
Los resultados a largo plazo de las diferentes modalidades de tratamientos están emergiendo. Sin embargo, se han realizado pocos ensayos aleatorios para comparar las modalidades quirúrgicas y de AC.
El estudio de ablación por catéter de la fibrilación auricular versus tratamiento de ablación quirúrgica (FAST, por sus siglas en inglés) asignó al azar a pacientes con AC fallida previamente, a ablación de vena pulmonar toracoscópica (PVI por sus siglas en inglés) o AC repetida, que mostró una eficacia significativamente mayor de la PVI VATS, pero al precio de una mayor tasa de eventos adversos, significativamente.
Otros estudios sobre el tratamiento quirúrgico han mostrado diferencias en la eficacia dependiendo de si los pacientes tenían FA paroxística, persistente, o permanente, y qué tipo de procedimiento se realizó.
No se ha establecido el tratamiento invasivo más eficaz para el primer episodio, para lograr el ritmo sinusal, en la fibrilación auricular paroxística sintomática.
El objetivo de los autores entonces fue comparar los resultados de la CA versus el aislamiento de la vena pulmonar (PVI) de VATS como primer tratamiento invasivo en pacientes con FA paroxística sintomática.
El principal resultado de interés fue la prevalencia de FA con y sin fármacos antiarrítmicos (DAA) después de 12 meses.
Se planificó la asignación aleatoria de noventa pacientes a la ablación de venas pulmonares por radiofrecuencia toracoscópica asistida por video con escisión concomitante del apéndice auricular izquierdo o ablación percutánea por catéter de venas pulmonares.
Los episodios de fibrilación auricular se definieron como más de 30 s de fibrilación auricular observados en el monitoreo / telemetría de Holter o episodios clínicos documentados por ECG.
El estudio se terminó prematuramente debido a la falta de pacientes elegibles. Solo 21 pacientes fueron asignados al azar y tratados de acuerdo con el protocolo del estudio. Se realizó ablación torácica de la vena pulmonar en 10 pacientes, y 11 pacientes fueron tratados con ablación con catéter.
La ausencia de fibrilación auricular sin el uso de fármacos antiarrítmicos durante el seguimiento se observó en el 70% de los pacientes después de la ablación torácica de la vena pulmonar y el 18% después de la ablación con catéter (p <0,03).
Como conclusión, la ablación torácica de la vena pulmonar puede ser superior a la ablación con catéter para el tratamiento invasivo de la fibrilación auricular paroxística sintomática con respecto a la obtención de ritmo sinusal mediante fármacos antiarrítmicos 12 meses después del procedimiento.
* Sindby JE, Vadmann H, Lundbye-Christensen S, Riahi S, Hjortshøj S, Boersma LVA, Andreasen JJ. Percutaneous versus thoracoscopic ablation of symptomatic paroxysmal atrial fibrillation: a randomised controlled trial – the FAST II study. J Cardiothorac Surg. 2018 Oct 3;13(1):101. doi: 10.1186/s13019-018-0792-8.